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la rebelión de manco inca

LA REBELIÓN DE MANCO INCA:


Manco Inca es uno de los personajes más admirados de la historia del Cusco. Su astucia y su valentía lo hicieron inolvidable. Irrumpió sorpresivamente al encuentro de Pizarro y le propuso una alianza, con el fin de recuperar el prestigio y la autoridad perdidos por la derrota de Huáscar ante Atahualpa. Al poco tiempo comprendió que no contaba con ningún poder, pues ante la ausencia de Francisco Pizarro, el Cusco había pasado a ser gobernado por su hermano Hernando. Entonces su actitud cambió y por sus actos rebeldes fue tomado prisionero. Pese a ello, logró tender una trampa a los conquistadores, prometiendo traerles una estatua de oro macizo de tamaño natural si lo dejaban libre. Así logró huir y desde Vilcabamba organizó una resistencia que duró cerca de cuarenta años. 

En 1536, Manco Inca o Manco II inició la guerra contra los invasores españoles, según nuestra historia, pero, después de 8 meses de sangrientas batallas fue derrotado por los españoles y sus tribus aliadas (los antiguos dominados de del Incas). La retirada era inevitable, por lo que Manco disolvió la totalidad de su ejército, para que los guerreros pudieran retornar a sus familias y dedicar su tiempo a la agricultura. 

La guerra sangrienta entre Incas y españoles continuaba. Manco fue asesinado en 1545 por Diego de Almagro (compañero de Pizarro y la conquista)

Manco fracasó en su intención de formar el espíritu de resistencia al invasor en su hijo Sayri Tupaq, que fue persuadido por su entorno político del Cusco (fiel a la corona española) para aceptar la autoridad real. Viajó a Lima y tuvo una reunión con el Virrey, quien le concedió algunos privilegios y le entregó tierras en los distritos actuales de Yucay, Urubamba, Maras y Chinchero. Aparentemente satisfecho, construyó su palacio de adobe en Yucay, muriendo en 1560, quizás envenenado por los quechuas que aún resistían al invasor. 

Después de la muerte de Sayri Tupaq, su hermano Titu Kusi Yupanki asumió el poder. El nuevo Inca, que también ocupó Vilcabamba, admitió los comités políticos y religiosos del Cusco y Lima, a fin de conseguir un acuerdo con el Virrey. En 1568, se bautizó cristianamente, pero al poco tiempo murió debido a una enfermedad. 

Su hermano, Tupaq Amaru, a pesar de su juventud, era de espíritu guerrero y heredó la Borla, es decir, se convirtió en el siguiente inca. 

Los conquistadores vieron en él a un enemigo potencial, por lo que el virrey ordenó la captura del Inca enviando un ejército de casi 300 soldados, al mando de Martín Hurtado de Arbieto y el capitán Martín García Oñaz de Loyola. Sin embargo, cuando llegaron a Vilcabamba, el Inca y su familia habían huído a las profundidades del bosque. 

Finalmente el último Monarca quechua fue capturado y llevado al Cusco junto con sus seguidores por el mismo García Oñaz de Loyola, quien luego se casaría con Beatriz Coya, la sobrina de Tupaq Amaru y heredera del Marquesado de Oropesa. Después de un juicio rápido se le sentenció a muerte, siendo decapitado en la Plaza de la gran ciudad ante la fría mirada del Virrey Toledo, el 24 de septiembre de 1572. Sus restos se guardaron en la Iglesia de Santo Domingo. Así, después de 36 años de guerra para recuperar la nación quechua, murió el último hombre de la dinastía Inca.

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